Running y descanso
El running es un deporte que, día a día, gana más adeptos. Podría decirse que correr es un ejercicio aeróbico fácil de realizar y que no necesita demasiado equipamiento, por lo que estamos ante una tendencia que ha llegado para quedarse. Sin embargo, aunque a priori parece que el apuntarse a esta nueva moda no presenta demasiada complicación, porque anima a hombres y mujeres de cualquier condición y edad a luchar contra los hábitos de vida poco saludables, la mayoría de corredores populares no tienen en cuenta lo importante que es invertir tiempo no sólo en entrenar, sino también en descansar correctamente.
El running: un deporte de alto impacto
Por muy simple que parezca el hecho de correr, en realidad esta disciplina deportiva es muy compleja. Pone en funcionamiento varios grupos musculares, no sólo aquellos que implica el tren inferior. (Sin embargo, las piernas son las que más sufren. En cada zancada, las rodillas tienen que soportar el impacto de entre dos a cuatro veces nuestro peso corporal. Esta vibración violenta sube por el muslo, la cadera, la pelvis y la columna vertebral, llegando incluso a afectar a nuestras cervicales. La repetición de cada paso a una velocidad y tiempo constante provoca que este ejercicio aeróbico acabe añadiendo bastante sobreesfuerzo a todo nuestro cuerpo.
El descanso es parte del entrenamiento
Un buen descanso es esencial en la rutina del corredor, es un factor más dentro del propio entrenamiento, aunque sea “invisible”. Existe una falta creencia que afirma que cuanto más se entrene, más rápido se mejora. Si bien es cierto que el entrenamiento regular mejora la capacidad de resistencia, fuerza y velocidad del runner, el no respetar los momentos de parón puede acarrear el sobreesfuerzo muscular y, a consecuencia de esto, la aparición de lesiones que pudieron haberse evitado, como rotura de fibras o inflamación de la articulación de las rodillas.
Deja que tu cuerpo se recupere
A no ser que seas un profesional y tus tiempos sean bastante buenos (por ejemplo, una media de 40 minutos para una distancia de 10 kilómetros), es necesario hacer un descanso al menos de 2 o 3 días antes de volver a correr. Igualmente, necesitas dormir una media de 7 u 8 horas para que tu cuerpo pueda “resetearse” y tus músculos se relajen. De esta forma, podrás retomar tu rutina al día siguiente sin que tus piernas acaben por sufrir las consecuencias del desgaste físico constante al que las sometes. El magnesio y el potasio deben estar presentes en tu dieta a través de una alimentación saludable y equilibrada (olvida comer copiosamente o cosas grasientas que te provoquen digestiones pesadas). De esta manera, evitarás calambres y tirones musculares en mitad de la noche, cosa que suele suceder por sorpresa al cambiar de postura sobre el colchón, mientras duermes plácidamente en la cama. ¡Y no olvides hidratarte bien! El agua es la gasolina que mantiene la máquina de tu cuerpo a punto. Si sales a correr con altas temperaturas, ¡evita las horas de máximo calor!
Practica running de manera inteligente. Tu cuerpo necesita descansar. ¡No olvides dárselo!